Se cree que los gatos domésticos (Felis catus) fueron domesticados hace aproximadamente 10.000 años, y se ha encontrado evidencia de este primer contacto en Chipre (Miller, et.al., 2019). Desde entonces hasta la actualidad se los considera como animales de compañía. Su independencia, belleza y agilidad nos han cautivado por muchos años. Y es verdad, los gatos son excelentes animales de compañía. Según la Encuesta Nacional de Propietarios de Mascotas 2019-2020 publicada por la Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas (APPA), se estima que el 67.0% de los hogares de EEUU posee un animal de compañía, lo que equivale a 84.9 millones de hogares. El reporte de IBISWorld1 para el 2019 prevé que el número de perros y gatos aumente en una tasa anual de 1.8%, sólo en EEUU. La tendencia en Latinoamérica es similar.
Los gatos son animales carnívoros estrictos que tienen un comportamiento cazador innato muy bien desarrollado. Conviven con los humanos generalmente en zonas pobladas, sin embargo, también existen colonias de gatos ferales o asilvestrados, expandidas en todo el planeta incluso en islas. En la actualidad, las organizaciones de protección animal internacional como la Humane Society International reconocen que existen problemas por la sobrepoblación de gatos, los cuales están afectando económica y socialmente a las poblaciones humanas, pero también existe un problema ambiental relacionado a esta especie. Para tener más claras las definiciones según la tenencia de felinos y las prácticas de control sobre el aprovisionamiento, reproducción y capacidad de movimiento de los gatos, Crowley et.al. (2018) describe un cuadro que resume gráficamente estas categorías (Gráfico 1).
Gráfico 1. Diferentes categorías de tenencia de gatos y prácticas de cría en relación con el control humano sobre el aprovisionamiento, la reproducción y el movimiento (Crowley et.al. 2018).
En 2013 un estudio indicó el impacto estimado de los gatos asilvestrados y ferales en Estados Unidos, y sugería que al menos 3.7 billones de aves y 20.7 millones de mamíferos serían las víctimas anuales de los felinos (Miller, et.al., 2019). Este dato los ha colocado dentro de la lista de las 100 peores especies invasoras del mundo. Los gatos han contribuido a la declinación y extinción de las aves a nivel mundial, y pueden ser la mayor causa de la extinción global de las aves silvestres luego de la destrucción de hábitat (Dauphiné & Cooper, 2009).
Su comportamiento oportunista y la facilidad de reproducción de esta especie, ha puesto en riesgo incluso varios programas de reintroducción de aves silvestres en países como Australia y a nivel global, las regiones insulares más afectadas históricamente por la acción de este felino son las Islas Galápagos (Ecuador), Hawaii (EEUU), algunas islas del Caribe y las Canarias (SCIC, 2011). Hasta la actualidad, los felinos han estado involucrados en la extinción de 63 especies en diferentes islas en el mundo (Miller, et.al., 2019). El Zanco Negro (Himantopus novaezelandiae) de Nueva Zelanda, el Carpintero de Okinawa (Sapheopipo noguchii) de Japón o la Iguana de Tierra de Islas Caimán (Cyclura lewisi) son solo algunos de los ejemplos de los animales que se encuentran dentro de la Lista Roja de la UICN donde sus poblaciones han sido afectadas dramáticamente por la presencia de estos felinos domésticos y asilvestrados (Gráfico 2).
Gráfico 2. Islas en las que se ha registrado el impacto de gatos asilvestrados sobre la fauna silvestre. Consejo Superior de Investigación Científica (SCIC, 2011).
Se han llevado a cabo varios estudios en zonas urbanas para medir el impacto que genera esta especie sobre la fauna silvestre. En Inglaterra, por ejemplo, se condujo un estudio de 5 meses de duración en 1997, donde se calculó que 964 gatos acabaron con 14.000 animales durante este periodo de tiempo. El 24% del total de esos animales fueron aves y solo 162 fueron ratones. En Kansas se realizó otro estudio en una zona urbana donde se obtuvo que el 83% de 41 gatos estudiados habían matado aves sin que sus propietarios se percaten que lo estaban haciendo. De hecho, la mayoría de los propietarios afirmaron que sus gatos no les traían presas (American Bird Conservacy, 2015).
A pesar de que la eliminación de los gatos domésticos en algunas zonas geográficas ha ayudado a reducir el impacto en las poblaciones de aves silvestres tan solo en unos pocos años, la Humane Society International2 menciona que hay evidencia que la eliminación per sé no ha sido ni es la solución definitiva. El control humanitario mediante esterilizaciones masivas se presenta como la solución más efectiva y definitiva a largo plazo, sin embargo, muchos propietarios de gatos domésticos permiten que los gatos incluso esterilizados, salgan libremente de sus casas debido a que piensan que ese es el comportamiento natural de estos animales y que, si no se los deja salir, estarían cometiendo actos de “maltrato animal”. Sin embargo, expertos señalan que la esterilización no disminuye el deseo de cazar (Miller, et.al., 2019).
En 2018, se realizó un estudio de percepción en Reino Unido que mostró que los propietarios de gatos les importa más la salud y bienestar de sus felinos, mientras que había poco interés respecto a la amenaza que representan para la fauna silvestre, en algunos casos debido a que creen que es su instinto natural y en algunos casos hasta que los felinos son parte de la cadena trófica natural en el espacio urbano (Crowley et.al., 2018). A pesar de las diferentes prioridades en los custodios, el bienestar de estos animales es uno de los pilares fundamentales en los que los veterinarios y conservacionistas se basan al recomendar alternativas para evitar el comportamiento cazador.
Se ha comprobado que los gatos no cazan exclusivamente por hambre, sino que lo hacen por instinto y diversión, incluso aunque tengan una buena alimentación en casa (Miller, et.al., 2019). Por lo que es fundamental que todo propietario o custodio, conozca acerca de los riesgos fatales y de la catástrofe ecológica que pueden provocar debido a este comportamiento. Por lo tanto, es esencial que la educación a la comunidad incluya estos temas y que los mensajes sean claros en cuanto al impacto que los gatos domésticos asilvestrados o ferales pueden provocar y acerca de las alternativas adecuadas y diversas formas de mantener gatos sanos y equilibrados dentro de casa, mediante la aplicación de varias actividades efectivas de enriquecimiento ambiental.
El rol de los médicos veterinarios es esencial para transmitir de manera directa y verosímil el mensaje a los propietarios durante las consultas regulares que mantienen con sus animales de compañía. Salamanca et.al. (2011) reveló que un alto porcentaje de personas comprendió y asimiló en mayor grado la información proveniente del profesional de la salud, frente a otras fuentes de información. Por lo tanto, es necesario ampliar el concepto de tenencia responsable desde los consultorios médicos. La vacunación, desparasitación, identificación y esterilización son procedimientos básicos, a los que debe incluirse el manejo controlado del movimiento de los gatos. Mencionar que esta pequeña acción no sólo que es una medida de conservación de especies, sino que favorece a la salud y bienestar de los felinos al disminuir el riesgo de accidentes, peleas o contagio de enfermedades como la leucemia o sida felinos. Asegurar un numero apropiado de felinos según el espacio y recursos disponibles en casa, así como ideas de enriquecimiento ambiental podrían ser parte de la consulta veterinaria felina básica.
27 de abril de 2020
Shady Heredia
Médico Veterinaria
Fundación Protección Animal Ecuador
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